El gasto en calefacción es, frecuentemente, el más elevado de la factura de energía del hogar. Aún así, podemos optimizar nuestro consumo aislando nuestra vivienda correctamente y aprendiendo a gestionar correctamente la temperatura de nuestra casa. Hoy os daremos algunas claves para hacer más fácil esa segunda parte, que tantas dudas y preguntas genera.
Puedes utilizar estos consejos como punto de partida para administrar el calor de tu domicilio, y ajustarlos con flexibilidad para mejorar tu experiencia energética.
En primer lugar, para encontrarnos a gusto en el hogar debemos adelantarnos a la situación de necesidad. Esto es: dar las órdenes a la calefacción con cierta antelación, que será mayor o menor en función del tamaño de nuestra vivienda o del sistema de calefacción.
Como pauta general, podemos guiarnos por los siguientes tiempos:
- Para encontrar buena temperatura cuando volvemos del trabajo: activarla 1 hora y media antes de llegar a casa.
- Para dormir con una temperatura adecuada: activarla 2 horas antes de irnos a dormir.
- Para caldear la casa al regresar de un viaje de varios días: unas 8 horas antes de llegar.
¿Cómo hacerlo? Existen termostatos programables que pueden ayudarnos a gestionar las dinámicas que forman parte de nuestras rutinas. En el caso de radiadores, calefactores y otros electrodomésticos similares, podemos elegir enchufes inteligentes y encenderlos y apagarlos desde nuestros smartphones.
En cuanto a la temperatura, lo habitual es definir una temperatura confort (para cuando estamos en casa) y otra nocturna, que utilizaremos para dormir. 21ºC suelen ser suficientes para encontrarnos cómodos en nuestro hogar, aunque si habitamos con bebés podremos subirla hasta los 23ºC, aproximadamente. Por la noche, al arroparnos bajo las mantas, podremos reducir esta temperatura hasta los 18ºC.
Por supuesto, si vamos a alejarnos de nuestra casa durante varios días, debemos apagar la calefacción o dejarla a la temperatura mínima para evitar congelaciones (¡con unos 7ºC suele ser suficiente!).